Las almas del Hospital de La Paz


Muchas son las cosas que se cuentan acerca del Hospital de Clínicas, el más antiguo de la ciudad de La Paz, Bolivia. Este edificio ubicado en el complejo de Miraflores, alberga secretos que a más de uno le han puesto la carne de gallina. Y es que se dice que después de tantos años, son varios los pacientes que se niegan a abandonar el lugar. A pesar de que ya estén muertos. 


Eloy Ticona es quien mejor puede dar fe de ello. Durante 25 años, este hombre ha fungido como portero del hospital, por lo que ha escuchado innumerables historias y anécdotas. Y también ha visto cosas. Cierta noche, Eloy se encontraba recorriendo como de costumbre los pasillos del hospital, cuando vio pasar a pocos metros, justo por el jardín, la figura de una mujer alta y delgada, toda vestida de negro. Lo primero que pensó fue que se trataba de una de las enfermeras de planta, a las cuales ya conocía muy bien. —¿Mercedes? ¿Es usted? La mujer no le respondió. Simplemente entró al hospital y se deslizó a lo largo de un corredor, ingresando a la habitación de un enfermo. Intrigado, Eloy decidió ir tras ella. Con mucha discreción abrió la puerta, encontrándose con que no había nadie en la habitación, a excepción del paciente que se removió en su cama. —Disculpe, me pareció ver a entrar a una enfermera aquí. 


—No, le aseguro que nadie ha venido desde hace varias horas. Eloy le dio las buenas noches y se retiró a seguir con su jornada, extrañado. Desde entonces, admite que las apariciones no han dejado de repetirse, aunque ahora más que miedo, le causan una rara curiosidad. Aquella ocasión, por cierto, no fue la única en la que vio a la mujer de negro. Varias noches más tarde volvió a aparecer, visitando a otros enfermos. 


Tras comentar esta situación con algunos médicos y enfermeras, el vigilante llegó a la conclusión de que quizá se trataba de la Viuda del General, un fantasma muy conocido dentro de la clínica. Sin embargo, él no es el único que ha sido testigo de este tipo de espectros. Teresa Aguilar, doctora encargada del área de Neonatología, afirmó haber visto a una enfermera de capa azul que se movía por el área pediátrica, y a la cual no pudo reconocer. Sobre todo por qué su uniforme era indiscutiblemente de otra época. Ella recordó entonces la leyenda de la enfermera fantasma, una muchacha que en vida se había destacado por el cariño y dedicación con los que cuidaba a los niños enfermos. Apenas unos cuantos segundos de haber presenciado la aparición, Teresa escuchó las risas de varios pequeños en el pasillo superior; una zona que, ella sabía, se encontraba vacía. 


—Me estoy volviendo loca —se dijo, antes de retirarse a su oficina pensando que estaba sugestionada. A la mañana siguiente, no la tranquilizó el recibir la queja de una empleada del hospital. —A ver si alguien calma a esos niños, no hace gracia que estén riendo tan tarde en la noche.


⚡ZEUS DIOS DE LOS CIELOS⚡

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